Hay quien necesita música para concentrarse.
Hay quien no la soporta.
Para quienes somos fáciles de distraer, el hecho de que haya un ruido (constante, monótono o familiar), consigue que el leve esfuerzo que necesitamos hacer para “acallarlo”, nos ayude a entrar en “foco”.
Nos vemos obligados a “poner los cinco sentidos” en aquello en lo que necesitamos concentrarnos. Concentración activa, o mejor, concentración activada podríamos llamarlo.
Lo importante es que con poco esfuerzo, consigamos abstraernos, que la cosa nos pase desapercibida.
Para ello bastan unos pocos requisitos: que sea música o ruido familiar, conocido, que no se salga de lo esperado, que tenga cierta monótona.
Pueden ser baladas, rock, hip hop o heavy (el heavy es estridente, pero también puede ser muy monótono).
Ojo: concentrarse, no relajarse, que no es lo mismo.
Pueden ser sonidos: el traqueteo del tren, el murmullo de una cafetería, la lluvia, un río corriendo, las olas del mar, el viento, una tormenta…
Dejo un par de ejemplos, no especialmente seleccionados:
Noizio (de pago, pero con parte gratuita) de la que tienes una pequeña muestra para probar aquí
Y Defonic, que se puede utilizar gratis desde su web
Lo que a unos les relaja a otros les puede irritar (por ejemplo el tic tac de un reloj es un ruido que me pone especialmente nervioso)
Para unos será de ayuda, para otros no.
Hoy día también se utilizan RUIDOS de colores (blanco, rosa y ahora marrón)
Nacieron en el campo de la acústica para ayudar a estudiar los aislamientos y la propagación de las ondas sonoras, ya que son contantes, monótonos y abarcan un amplísimo abanico de frecuencias, ya se venden como “terapéuticos” por los supuestos beneficios que producen.
Al final puedes elegir entre el ruido de la calle, un ruido marrón o una granja perdida en la aldea.
Que usted lo disfrute