Ruido (parte 3)

 

 

 

 

El ser humano tiene 31 pares (en algunos casos 33) de nervios espinales; se llaman así porque nacen directamente de la médula espinal, específicamente de su materia gris, y afloran a través de la columna verterbral.
Son pares porque se ubican a ambos lados de la columna y cada nervio de ese par tiene una raíz dorsal que recaba información sensorial (canal aferente) y una raíz ventral que envía información motora (canal eferente)

Hay un grupo de nervios nervios que no nacen de la médula espinal, sino que nacen directamente del cerebro.
Son 12 y se les llama Pares Craneales (o nervios craneales).
Casi todos ellos traen o llevan información especializada de “cosas” que están en la cabeza: lengua, olfato, ojo, oído… 

De ellos, el VIII par, el nervio vestibulococlear es el responsable de llevar todos los ruidos y sonidos al cerebro, concretamente a la corteza auditiva y es ahí donde se produce tal proeza.

¿Proeza? ¿De qué proeza hablas, a qué te refieres?

En la parte 1 exponía cómo una grabadora había captado tanto ruido de fondo que la conversación quedó irrecuperable.
Nuestro oído es selectivo, pero el micrófono de una grabadora no.

Aun en un bar ruidoso, somos capaces de escuchar lo que hablan en nuestro grupo y de forma clara y atenuar los ruidos de fondo.

No es un tema exclusivamente de proximidad, ni de volumen.
Esto queda patente cuando hay conversaciones cruzadas.
Un micrófono puede tener un patrón de captación unidireccional, onmidireccial, cardioide y otros “patrones polares” para usos más específicos, pero no se adapta a las circunstancias ni es capaz por sí solo de filtrar “lo que le interesa”

En la parte 2 exponía cómo nuestro oído puede “apagarse” ante ciertos sonidos y provocar de forma colateral un incremento en nuestra concentración.

Lógicamente esto requiere un esfuerzo y aunque a corto plazo resulte beneficioso, no puede ser mantenido durante tiempos prolongados, salvo en aquellos casos en los que media habituación, pero eso lo trataré en otro post, más adelante.

¿Cómo funciona la parte fisiológica de la audición?

El procedimiento “mecánico” puedes consultarlo aquí explicado de una forma muy elemental.
Luego, una vez que llega a la corteza auditiva se PROCESA esa información, se interpreta y se responde (o no).
Aquí es donde se produce la proeza.

“Esto significa que el cerebro está ignorando la información auditiva que no nos interesa, aunque lo estemos escuchando muy de cerca, y esto nos permite ocuparnos de otros pensamientos que sí nos interesan”
Edward Chang

Es posible que a partir de ahora, algunas expresiones adquieran un sentido más literal.

“Sólo tengo oídos para tí, cariño” 

 

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