No todo se mide, pero otras cosas, muchas cosas, la mayoría, si las medimos.
Distancia, volumen/capacidad, peso, temperatura…
En casi todo utilizamos el sistema métrico decimal.
Sin embargo, en muchos casos sin ser conscientes, utilizamos, porque así lo aprendimos, sistemas diferentes de medida para una serie de cosas.
Sistemas de medida que hemos interiorizado, a los que nos hemos habituado y que dentro de los márgenes de uso frecuente, entendemos su significado, podemos comparar, sabemos si es mucho o poco, grande o no.
El reloj, el sistema horario del día a día, lo leemos en formato sexagesimal. Cada 60 segundos se cumple un minuto y cada sesenta minutos se cumple una hora (luego pasamos a doce horas de día, doce de noche, 12 meses…)
Si, si el reloj es digital también lo leemos en sexagesimal.
Las pantallas las medimos en pulgadas (sistema Imperio Británico) y sabemos mas o menos cuánto son 14 pulgadas, 24, 32 o 56, según sea la tele de la cocina, la del salón o el monitor de trabajo.
Los datos, ahora, los medimos en Gb (sistema binario) y asumimos eso de 256, 1024; tenemos claro si la tarifa que tenemos de 20Gb es suficiente para subir tantos vídeos a Tik Tok o mejor nos cambiamos de compañía, que seguro que otra da más.
Los huevos, ay los huevos, los seguimos midiendo en docenas. No compras 3, ni 5 huevos (ni se te ocurra pedir eso en una tienda): compras DO-CE-NAS (aunque luego los repartas como gustes)
Y los pisos que en muchísimos caso, se valoran aún en pesetas (sistema métrico ibérico): que me costó 30 millones y lo vendí en 35, oye… y a los 6 meses, ja.