Efecto visita

Puede que ese punto de venta lleve una temporada sin dar apenas salida a tu producto.
¡Qué raro! Juraría que se había llevado una buena impresión; de hecho empezó vendiendo con ganas.
Cuando vuelves a visitarle, a interesarte, a informarle y a actualizarle información consigues que esas ventas  se recuperen.
No falla. Hace años que lo observo.
A veces el efecto se ve el mismo día de la visita. A veces en los días siguientes.
A veces basta con que anuncies tu visita y ya surtió efecto, antes de haberte pasado por allí.

“Efecto visita” lo llamo.

Dejamos aparte que obviamente tu producto no puede estar muy mal posicionado, si no mal vamos;
Aunque las ventas vayan mal, nunca utilices formas agresivas, tu visita debe percibirse como algo útil y si además es amable y por tanto agradable, mejor que mejor.
Visita pausado, con tiempo, asegurándose de que se cumplan estos mínimos, de que se aposenta lo que quieres transmitir.
Y visita con frecuencia.
Será una inversión efectiva.
Cumpliendo estas pocas premisas disparas dos efectos psicológicos

(1) El efecto de la mera exposición, o efecto de familiaridad
El simple hecho de exponernos repetidamente a un estímulo hace que este nos resulte más agradable. Hablamos del singular efecto de mera exposición.

Conseguimos que el producto se conozca, resulte familiar, esté fresco en la mente (a mano, disponible), está respaldado por nuestra presencia frecuente, resolvemos posibles imprevistos…

(2) La heurística de disponibilidad.
Cuando un cliente le llega al punto de venta, la información que utilice será la que más reciente y fresca tenga: la de nuestro producto.

Ni el mail, ni las publicaciones, ni los folletos, ni las llamadas pueden sustituir a la visita
Tenlo en cuenta cuando planifiques tu próxima ruta y ¡Buen viaje!

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