Este post me resultó especialmente difícil; no por el contenido, que es poco más de un bit, sino por el motivo que lo generó.
Este fin de semana, el previo al primero de mayo, asistiré al L.E.V. Cuando publique esto hará una pocas horas que haya finalizado
Generalmente escribo estos artículos -llamarlo artículos me resulta pretencioso, pero qué le voy a hacer- justo antes de publicarlos; los escribo en caliente. Sé que a los pocos “blogeros y podcasteros” con los que trato, esto les parecere temerario, contraproducente y arriesgado: ¿y si no se me ocurre nada? ¿y si tengo un percance? ¿y si surge un imprevisto?
Lo recomendado para esos casos es tener un “fondo de armario”, una “despensa” lista para hacer click y publicar.
Posts enlatados.
No me va: si no se me ocurre nada o lo que se me ocurre no me gusta o no sé expresarlo o no le encuentro el matiz, esa semana no habrá publicación. Punto.
No me juego nada y nunca publicaré con desgana, solo por cubrir el expediente.
Si esto no interesa, pues no me interesa.
A lo que iba. El hecho es que creí que podría preparar algo con antelación. Pero la antelación fue un problema para mí: me hizo divagar.
Tenía tiempo y divagué.
Divagué en mi mente y divagué por tanto en el papel.
Pero divagar de palabra es más fácil: Bifurcas, driblas, elucubras, brincas… transmites las ideas tal cual surgen, las combinas, las deconstruyes, las dejas atrás y las retomas.
De palabra es más fácil explorar caminos.
Sin embargo al escribir, la mente va mucho más rápido que el teclado. Sólo un buen Zettelkasten y tiempo de sobra, mucho tiempo de sobra, podrían ayudar a conectar las ideas de una forma coherente.
Un día, en primavera de 2021, con la pandemia “blowing in the wind”, durante una de aquellas salidas que estaban cronometradas, como los recreos de los escolares, 3lma me espetó: “tío eres muy disperso; centra un poco”
A 3lma le faltaba paciencia. Y a mi me sobraba.
Lo complejo requiere paciencia para despertar interés.
Cuando te dispersas, cuando divagas, cada micra que te desvíes del camino inicial aportará una vivencia más, un contexto añadido, un nuevo matiz que permitirá que quién escucha construya la historia, no sólo la parte que le cuentan.
Al final aquí estoy, escribiendo cuando el cuerpo me lo pide.
Divagando.
Porque para mí ahí radica la satisfacción, la recompensa, el refuerzo el premio en definitiva.
«las conductas que producen un efecto satisfactorio en una situación particular tienen más probabilidades de que vuelvan a ocurrir en esa situación, y las respuestas que producen un efecto incómodo tienen menos probabilidades de volver a ocurrir en esa situación»
Todos los compromisos nacen, crecen y desaparecen, como las cucarachas, pero unos son un placer y otros son una tortura.
Cada uno elige.
Yo, también, por supuesto.